En la Casa del Migrante Arcángel Rafael, la comida es mucho más que un plato servido: es un acto de dignidad, participación y comunidad. Aquí, las personas migrantes no solo reciben alimentos, sino que colaboran activamente en su obtención, preparación y distribución, transformando la necesidad en una oportunidad para construir lazos solidarios. Esta red de apoyo, que involucra a más de 200 personas, demuestra que el derecho a la alimentación va más allá de cubrir
El derecho a la alimentación para personas migrantes y refugiadas
