Europa tiene que poner en la agenda ante todo la persona humana

Mientras la Comisión de Ue aprueba un conjunto de mediada que los Países europeos del Mediterráneo podrán utilizar para manejar las emergencias de los flujos migratorios, los misioneros scalabrinianos, aún notando un primer signo positivo, no pueden compartir plenamente el anuncio de la vice-presidente del ejecutivo Ue y representante de Asuntos exteriores, Federica Mongherini, que ha subrayado como “ante una emergencia dramática” Europa “haya finalmente entendido la urgencia” y en los últimos tiempos haya “dado pasos gigantescos” hacia una “respuesta global” a los desafíos en acto en el Mediterráneo.

 

“Hombres y mujeres como nosotros” que buscan la felicidad, ha recordado el papa Francisco hace menos de un mes, después de la tragedia más grave en la historia del Mediterráneo, consecuencia de la desaparición en aguas libias de un pesquero con más de 800 personas. “Quien parte por desesperación está dispuesto a arriesgar hasta su propia vida, con tal de que se le reconozca el derecho a una vida digna de tal nombre, dado que con mucha frecuencia la patria no le ofrece nada mas. Así se expresa el P. Alessandro Gazzola, superior general de la Congregación de los Misioneros de San Carlos – Scalabrinianos, al enterarse de la aprobación por parte de la Comisión Ue de la agenda para una nueva política de la emigración que debería ser objeto de discusión durante el vértice europeo del 25 y 26 de junio.

 

Si hablamos en estos términos, será entonces urgente que todos los países de la unión, y no solo algunos como se perfila al horizonte, pongan en la agenda ante todo la persona humana con el bagaje de reconocimiento pleno y duradero de los derechos más basilares”. Y agrega: “La autoexclusión de naciones como el Reino Unido, Dinamarca e Irlanda, o la continua exportación de armas finalizada a mantener relaciones de buen vecindario con algunos Gobiernos, no hace más que “garantizar” otras estructuras de muerte, bajo el signo de la opresión de los pueblos, obligando a la fuga como única esperanza de sobrevivencia”.

 

Le hace eco el P. Gianni Borin, superior de la región europea y africana, evidenciando que “además de un tímido aplauso, porque finalmente algo se está moviendo, se debe concentrar la atención también sobre las numerosas personas que ya están presentes en los diferentes países de la Unión, acentuando así las diferentes buenas prácticas ya en acto”.

 

Las lecciones de humanidad que asociaciones, movimientos y comunidades religiosas están dando en su esfuerzo por manejar la emergencia de los numerosos solicitantes de asilo, muestra cada vez más el esfuerzo de cumplir un segundo paso, necesario, más allá de las estructuras de primera acogida, con el fin de llevar los solicitantes de asilo y refugiados a la autonomía plena. “Se trata de actuar concordemente para construir una comunidad local capaz de acoger, incluir e integrar las diversidades por medio de la interiorización responsable y participativa de lo que llamaría la cultura del encuentro” concluyó el P. Borin.