1 DE JUNIO DE 2016 111˚ Aniversario de la muerte de nuestro Fundador

“Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto “(Jn. 12,24) La comparación utilizada por Jesús y mencionada por el evangelista Juan, es bien conocida por todos nosotros. En muchas ocasiones la leimos, proclamamos, explicamos e ilustramos. Sin embargo, sigue siendo una realidad relacionada con la “ley de la vida” que la mayoría tratamos de encarnar y hacerla razón y parámetro de nuestro cotidiano vivir. Celebrando el 111˚ aniversario de la muerte de nuestro Beato Fundador, me parece que la comparación del evangelista Juan no sólo explica la dinámica de un proceso natural que hace referencia a la muerte, sino que también ofrece una interpretación de lo que es la vida misma y la modalidad con la cual Scalabrini quiso organizar su existencia y su acción pastoral. Un estilo que sin duda no improvisó, mas bien fue el resultado de un constante trabajo personal de superación de si mismo para dar lugar a la presencia viva de ese “Tu” por el que estaría dispuesto a hacer cualquier cosa y que le permitió abrir el corazón y los brazos a las interpelaciones que constantemente llegaban a su mente y a su corazón de “buen pastor”.

Humanamente y a primera vista es un estilo de vida “perdedor”, ya que entrar en la lógica del morir y marchitarse no es de ninguna manera atractivo. Pero esta es la lógica de toda la propuesta de Jesucristo. Y si no nos “casamos” con esta propuesta, no seremos más que pobres “ilusos” o personas “fuera de lugar”. Desafortunadamente, las tentaciones y las ilusiones del éxito fácil y a toda costa, del ocupar los primeros lugares, de la fama y la apariencia, del poder y del dinero, del estar del lado de los poderosos, del elegir el camino más fácil, dejando a otros la cruz más pesada, no son realidades tan lejanas y ajenas a nuestra vida diaria. Todo esto le da mayor importancia a nuestra reflexión por el hecho que, como religiosos, hemos optado por una vida que debe ser signo profético y anticipación de la felicidad del Reino.

En línea con cuanto dicho, me parece apropiada la conexión con otra expresión, igualmente bien conocida, de origen Paulina(1 Corintios 9,22), que el Fundador quizo asumir para enfocar y motivar, a sí mismo en primer lugar y después a su pueblo, lo que era el centro de su vida y de todas sus acciones: “Quiero hacerme todo para todos” Permanecemos siempre en la misma dinámica del grano de trigo que muere y produce mucho fruto.

Si hoy podemos celebrar este aniversario con gratitud y alegría, se lo debemos a este estilo de vida, este estilo que el Fundador encarnó con pasión. Me parece, al final, que todo esto se acerque mucho a lo que el Papa Francisco dice y hace. Realmente “los hombres de Dios” se asemejan en muchos aspectos.

¡Feliz fiesta para todos ustedes, hermanos! P. Alessandro Gazzola cs