Los migrantes y el covid19

Guadalajara, 25 de marzo de 2020 – La pandemia ocasionada por la rápida expansión del Covid-19 está obligando a las organizaciones internacionales, a los gobiernos, a las empresas y a la sociedad en general a tomar medidas radicales para evitar una catástrofe de dimensiones insospechadas que afecta todos los aspectos de la vida de la comunidad global. Entre los grupos más vulnerables están las personas mayores de 60 años, mujeres embarazadas, personas con enfermedades crónicas como hipertensión, diabetes, obesidad, VIH, cáncer y personas inmunosuprimidas. Se recomienda tomar medidas de higiene, en el cual en algunos grupos no es posible cumplir ya que las personas que viven en espacios donde no se puede tener más de metro y medio de distancia, no tienen acceso a agua potable, drenaje y servicio médico.

Poco se habla de las personas que no tienen casa y de quienes viven en espacios confinados (como cárceles, albergues, asilos, orfanatorios, anexos, casas de salud mental, etc.). Uno de estos grupos son los migrantes y solicitantes de refugio, los cuales en diversas partes del mundo también se enfrentan al riesgo de contagio y a las consecuencias económicas que tendrá esta pandemia. A continuación, mencionamos algunas situaciones que están viviendo los migrantes y solicitantes de refugio en distintas partes del mundo.

En Europa, la crisis migratoria en Grecia ha sido ignorada por los gobiernos y los medios de comunicación, quienes preocupados por la expansión del Covid-19 y la debacle económica, han minimizado la presencia de 42,000 solicitantes de refugio, pero 14,000 de estos niños y niñas, están varados en la frontera de Grecia con Turquía. Muchos de estos migrantes son sirios que huyen de la guerra civil, también hay afganos, paquistaníes y africanos occidentales. Viven en condiciones muy precarias, en centros sobrepoblados, con acceso muy básico a agua potable, electricidad y a los servicios de salud.

En la frontera de México y Estados Unidos, alrededor de 60,000 personas inscritos en el “Programa Quédate en México” viven en campamentos improvisados en distintas ciudades fronterizas de México. Esta población está en riesgo de contagio, viviendo en estos campamentos improvisados en donde se violan los derechos humanos más básicos y la dignidad humana.

En Nueva York los repartidores de comida en bicicleta, la gran mayoría sin seguro médico ni documentos, están jugando un papel sumamente relevante en esta crisis ocasionada por la pandemia. Montados en sus bicicletas como si fueran “jinetes del Apocalipsis”, su trabajo permite que quienes están en cuarentena puedan sobrevivir. Lo mismo pasa en otras ciudades, donde este trabajo queda invisibilizado.

Aunque se haya cerrado la frontera a “actividades no esenciales”, como medida para frenar la expansión del covid-19, la migración irregular a los Estados Unidos continua. El Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, informó que siguiendo las recomendaciones del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), a partir del 21 de marzo de 2020 todas las personas que intenten ingresar irregularmente a Estados Unidos serán inmediatamente “regresados” (sin periodo de detención y sin debido proceso) a su país de origen debido a que tanto los migrantes como los agentes norteamericanos corren peligro de contagio del Covid-19 en los centros de detención.

En la frontera de México con Guatemala, debido al cierre de la frontera promulgado por el presidente de Guatemala Alejandro Giammattei, más de 900 migrantes de distintas nacionalidades (principalmente centroamericanos), quedaron varados en la estación migratoria Siglo XXI, famosa por sus condiciones de higiene deplorables y sobrepoblación. Estas personas tienen miedo de no ser atendidas ante el surgimiento de un brote, según lo que ellos mismos han expresado a los medios de comunicación, pues el Instituto Nacional de Migraciones ha tardado en implementar medidas sanitarias ante esta contingencia.

El cierre de fronteras en Guatemala ha dejado sin protección sanitaria y sin albergue a un grupo de 109 haitianos, entre los cuales hay niños, niñas y mujeres embarazadas. Según lo denuncia en su página de Facebook la Pastoral de Movilidad Humana de la Conferencia Episcopal Guatemalteca, estas personas migrantes procedentes de Honduras ingresaron a la ciudad de Agua Caliente (fronteriza con Honduras) y fueron detenidas cuando intentaban ingresar a la “Casa del Migrante José”. Fueron deportados sin el debido proceso a Honduras, en donde tampoco fueron asistidos humanitariamente. Este grupo quedó sin lugar donde hospedarse durante la cuarentena y sin asistencia médica.

No somos epidemiólogos; sin embargo, nos parece que el cierre de fronteras no necesariamente detiene la propagación del coronavirus. Sin embargo, exacerba los sentimientos de xenofobia, haciendo creer que lo que viene y los que vienen de fuera traen calamidades a nuestros lugares que antes pensábamos que eran seguros, libres de peligros. Sin embargo, ante la pandemia parece que no hay lugares seguros, y lo único cierto es que en tiempos de crisis deben prevalecer la solidaridad y la fraternidad. Afortunadamente, las casas y centros de atención al migrante, en distintas partes del mundo, siguen siendo lugares de acogida para muchas personas que requieren de un lugar digno en estos tiempos de covid-19, de incertidumbre y de angustia.

 

Jairo Meraz Flores y P. José Juan Cervantes, c.s.

 

Fuentes consultadas:

Cf. https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-51872622
Cf. https://www.proceso.com.mx/…/defensor-advierte-del-riesgo-d…
Cf. https://www.jornada.com.mx/…/jinetes-del-apocalipsis-no-mig…
Cf. https://www.elfinanciero.com.mx/…/eu-iniciara-deportacion-i…
Cf. https://chiapas.quadratin.com.mx/…/hacinados-y-sin-control…/
Cf. https://www.facebook.com/MovilidadHumanaGt/posts/2962125980496808?_tn_=K-R