Missão Paz: migrante extiende la mano a migrante

Se han entregado más de 10,000 canastas desde que comenzó la pandemia

São Paulo, Brasil, 5 de mayo de 2021 – En la semana del 18 al 24 de abril se atendieron y registraron 460 familias de migrantes en el programa de canastas básicas de Missão Paz, para fines comparativos, desde el inicio de la pandemia hasta finales de abril se entregaron más de 10,000 canastas. Missão Paz es una conocida obra Scalabriniana que, con el tiempo, se convirtió en un referente para la acogida de extranjeros en la capital São Paulo, Brasil. La obra comprende una serie de servicios interconectados: Casa do Migrante, con más de cien puestos para pernoctaciones y comidas; CPMM – Centro de Pastoral y Mediación Migrante, que incluye asistencia social, legal, médica y psicológica, con ayuda en la documentación, aprendizaje de portugués e inserción laboral; CEM – Centro de Estudios Migratorios, que realiza la publicación periódica de Revista Travessia, al mismo tiempo que pone a disposición una biblioteca especializada en migraciones; La Iglesia Nossa Senhora da Paz, que, además de ser una parroquia territorial, es históricamente una parroquia personal para inmigrantes italianos y hoy también una parroquia personal para inmigrantes hispanohablantes.

Con la pandemia de Covid-19 y sus desastrosas implicaciones para los sectores más vulnerables de la población, el trabajo continúa con algunos servicios en línea y con las limitaciones que la tragedia impone a todas las sociedades. En los últimos meses, sin embargo, al igual que otras obras, asociaciones y entidades afines, se han dedicado, en particular, a paliar la pobreza y el hambre de las diferentes naciones y etnias que habitan esta gigantesca ciudad y sus alrededores. La creciente distribución de canastas básicas de alimentos, lejos de ser una mera asistencia, se ha convertido en un caso de vida o muerte. Tres aspectos de esta ayuda esencial han llamado la atención de los religiosos, empleados y voluntarios involucrados en el trabajo: la pandemia expone la condición de los pueblos desarraigados y de la diáspora; se ha intensificado la solidaridad de las familias inmigrantes instaladas en el país; existe la necesidad de trabajar en red.

Si la situación de los migrantes suele ser precaria en tiempos normales, ¿qué pasa con sus luchas, sueños y esperanzas en medio de crisis, plagas y pandemias? El coronavirus rasgó el velo de las apariencias para todos, pero lo hizo de una manera mucho más dramática para quienes se encuentran fuera de su propia patria. El enemigo invisible ha estrechado aún más la puerta al llamado mercado formal de extranjeros, que a su vez abre otras puertas a una serie de derechos relacionados con la ciudadanía. También abrió y agravó, además, la desnudez de quienes, con su frágil vasija, corren tras los vientos de la capital y recogen las migajas que caen de la mesa de los ricos. Se quedan con los “picos” siempre inciertos, temporales y efímeros de la economía sumergida. Esta suele ser la primera víctima de la crisis, arrastrando consigo a los trabajadores que intentan equilibrarse en las arenas movedizas del caos.

Pero la pandemia, como todos los flagelos, también saca a relucir lo mejor que los seres humanos tienen en su corazón. Missão Paz, en su tarea de ayudar a los inmigrantes, en particular a los recién llegados, moviliza un ejército anónimo de voluntarios y donantes. Sin su solidaridad, no habría canastas de alimentos básicos que pudieran ayudar a tanta gente. Lo más interesante es darse cuenta de que la mayoría de los donantes llevan heridas y cicatrices de alguna experiencia de éxodo, ya sea en su propia familia, o entre sus amigos y conocidos. Algunos son inmigrantes históricos de larga data, otros han buscado el país en las últimas décadas. ¡Extranjeros que, habiendo atravesado el limbo, extienden la mano hacia los que están llamando a la puerta en ese momento!

La furia abrumadora de Covid-19, al final, consiste en una fuerte señal de advertencia. Este tipo de contagio tiene que ver con la devastación de los ecosistemas y la destrucción del medio ambiente. El mundo salvaje, con sus sorpresas y riesgos ocultos, se acerca cada vez más al mundo en el que nos movemos. Y esto deja claro que, siendo la amenaza global, la lucha también debe serlo. Es decir, tanto local como global al mismo tiempo. De ahí el imperativo de un esfuerzo en red, conjunto, orgánico, sinérgico, donde los diferentes actores y protagonistas actúan de manera convergente.

Fuente: http://www.missaonspaz.org/noticias/cem/05-05-2021/misso-paz-migrante-estende-a-mo-a-migrante