Comunicado de los misioneros de San Carlos – scalabrinianos de Venezuela y Colombia

Presentes en Venezuela desde 1958 y en Colombia desde 1979, los Misioneros de San Carlos – Scalabrinianos hemos sido testigos durante muchas décadas del espíritu de acogida y hermandad de los pobladores de estos dos países, que comparten una extensa franja fronteriza, tal vez la más viva de Suramérica. Por tal motivo, lamentamos profundamente los deplorables hechos que se están presentando últimamente en la frontera colombo-venezolana y en otras partes del territorio venezolano, como resultado de decisiones gubernamentales unilaterales, que, en su ejecución, llevan la violación patente de los más fundamentales Derechos Humanos.

Como misioneros al servicio de los migrantes y respondiendo a nuestro carisma hemos asumido como labor pastoral y social el mandato de Cristo “Fui forastero y me hospedaron” (Mt. 25, 35) acompañando y acogiendo a migrantes, desplazados, refugiados, deportados en 32 países del mundo. 

Desde el inicio de nuestra presencia en la ciudad de Cúcuta hemos asumido la responsabilidad de la dirección del Centro de Migraciones de la Diócesis, en el cual, hasta la fecha, han recibido hospitalidad, asistencia humanitaria, orientación legal y sicológica más de 80.000 personas, sin distingo de nacionalidad, raza, religión, cultura o situación migratoria.

También ahora trabajamos arduamente para dar alivio y esperanza a colombianos y venezolanos que lo necesitan, especialmente aquellos que han visto rotos sus lazos familiares o han perdido sus pertenencias y han sido quebrantados en su dignidad.

Al tiempo que invitamos a las personas de buena voluntad a que, desde sus diferentes posibilidades físicas, económicas y espirituales, brinden su apoyo a estas familias que están retornando a Colombia en condiciones de vulnerabilidad, elevamos nuestras oraciones para que no nos suceda lo que lamenta el Papa Francisco: “La globalización de la indiferencia acabará por secarnos las lágrimas”.

Deseamos también que la tolerancia y el respeto lleven a la distensión de los ánimos y de las acciones y confiamos en que las autoridades competentes de Venezuela y Colombia logren llegar a acuerdos para la superación de esta crisis humanitaria y unir sus esfuerzos para restablecer aquellas relaciones fraternas, que caracterizan a estas comunidades, que no conocen de fronteras.

Cúcuta, 3 de septiembre de 2015