El segundo domingo de julio, desde 1975, se celebra periódicamente una jornada para recordar a los marinos, a sus familias y a quienes les asisten. Reconoce la importante contribución del empleo de los marinos a la economía de todos los países del mundo. Este aniversario también tiene una importancia ecuménica porque las celebraciones y las diversas actividades de sensibilización sobre la situación laboral humana de los marinos se llevan a cabo conjuntamente con otras denominaciones cristianas, dando testimonio de unidad de propósito y cooperación en la protección de los derechos de los marinos.

Roma, 9 de julio de 2021 – En Italia y en Europa, la celebración del “Domingo del Mar” es de mayor interés porque se celebra cerca del aniversario de la visita del Papa Francisco a Lampedusa (8 de julio de 2013). Con motivo del Domingo del Mar de este año, 11 de julio, el mensaje del Cardenal Peter KA Turkson, Prefecto del Dicasterio para la Promoción del Desarrollo Humano Integral, recuerda los peligros de las personas que trabajan en el mar (Covid, piratería, naufragios) e insta no solo a fijarse en la lógica del lucro, pero ha ayudar a quienes viven lejos de sus seres queridos, garantizando el pleno respeto de sus derechos.

«La Iglesia italiana extiende la sensibilidad particular del Papa Francisco a las tragedias que continúan ocurriendo en el ‘Mare Nostrum’ y en la misma ocasión invita a las comunidades eclesiales a no olvidar a quienes perdieron la vida mientras intentaban llegar a las costas italianas y europeas, proponiendo una intención particular para ser incluida en la oración de los fieles”, dijo para la ocasión el Padre Mauro Lazzarato, Superior Regional de los Misioneros Scalabrinianos de Europa y África.

Como Misioneros Scalabrinianos hacemos nuestras peticiones creando conciencia en las comunidades a las que estamos llamados a servir, a través de acciones de participación y promoción que devuelvan la esperanza a la superficie y aplaquen el orgullo. Recordamos el trabajo precioso y muchas veces oculto de los capellanes y voluntarios de Stella Maris que, incluso en tiempos de Covid, «siempre han estado al servicio de los marineros y pescadores. Están presentes en sus vidas, adaptando constantemente su ministerio a los cambios, circunstancias y respondiendo a las necesidades espirituales y materiales de estos trabajadores», prosigue el mensaje del cardenal Turkson.

“Ante los problemas de la gente del mar y en las tragedias humanitarias que acumula el mar, es necesario trabajar por recuperar la esperanza para no vivir resignado entre las olas de una historia que parece consignarnos a un destino ineludible. Recuperar la esperanza es decisivo para acallar el orgullo de triunfar, el orgullo de ser el mejor, el orgullo que no permite leyes justas y solidarias y apaga la brisa del Espíritu, el único capaz de desplegar las velas del diálogo que une a las costas de la tierra, transforma el mar más agitado en un océano de paz y es un arco de hermandad entre pueblos y culturas”, concluyó el padre Mauro Lazzarato.

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