En su informe, el padre Scalabriniano Prigol vuelve a relatar desafíos y emergencias de los centros Scalabrinianos en Filipinas.
Manila, 7 de agosto de 2020 – Debido a la pandemia del Covid-19, el 16 de marzo de 2020, el gobierno filipino decretó la cuarentena forzosa para toda la isla de Luzón, donde se encuentra la capital Manila. Establecida inicialmente hasta el 12 de abril de 2020 como Cuarentena Comunitaria Mejorada (ECQ), el 1 de junio la medida se redujo a Cuarentena Comunitaria General (GCQ) y como tal se extendió hasta el 15 de julio.
En una crisis sin precedentes, los centros Scalabrini y Stella Maris de la zona apoyaron a los marinos y a sus familias en las distintas fases del cierre. Una vez más es el P. Paulo Prigol, misionero Scalabriniano coordinador del Apostolado del Mar para el Sudeste Asiático y director del Centro Scalabrini para Personas en Movimiento (SCPM) que habla sobre los desafíos y emergencias que se tuvieron que enfrentar en estos duros meses de cuarentena.
El informe de los 120 días de bloqueo distingue claramente dos fases: la de la respuesta de emergencia y aquella en la que se perfilaron mejor algunas dificultades para el Stella Maris en Manila.
“There is No Plan B”
En la primera fase, durante la cual fue necesario centrarse en los trabajadores del mar y sus familias, se pudo ayudar a más de ciento veinte marinos durante dos meses proporcionándoles alimentación, alojamiento y necesidades básicas.
Cuando hablamos de marinos y familias, debemos referirnos tanto a los marinos que ha quedado varada en la ciudad junto con sus familias (que, al no poder trabajar, no se pueden mantener) como a las familias de ellos que han quedado varada en el extranjero sin ningún recurso). Los marinos recibieron certificados de regalo por valor de 50 dólares cada uno para la compra de alimentos y medicamentos: gracias a la colaboración, entre otros, con la Red Internacional de Asistencia y Bienestar de los Marinos (ISWAN) y Caritas Manila. Fue posible ayudar a casi 3.000 personas en el área de Luzón.
En las últimas semanas el personal de los centros Scalabrini y Stella Maris ha podido realizar algunas encuestas (tres, para ser precisos) entre las personas acogidas. A los trabajadores entrevistados entre abril y mayo se les preguntó si pretenden seguir trabajando en el sector marítimo y más de la mitad (con un porcentaje que pasó del 58,5 al 64%) respondió que no, aunque para muchos no hay alternativas reales (una de los marinos habría respondido “there is no plan B”, es decir no hay plan B).
«No estas solo»
«Los marinos se sacrifican a sí mismos y a sus familias y por ello se les llama ‘héroes y trabajadores clave’, pero el Covid-19 está inculcando en la mente de muchas personas la idea de que son los ‘portadores’ del virus, se lee en el informe, en el análisis de la segunda fase – Como red Stella Maris y Scalabrini, estamos trabajando duro para combatir este prejuicio”.
Es un estigma que afecta de la misma manera a las familias de los marinos, añadiendo un problema a otro: pronto la familia se quedará sin dinero para cubrir las necesidades básicas y el jefe de familia no podrá encontrar un nuevo trabajo.
«No estás solo. Nadie te abandonará«, afirmó el Cardenal Peter KA Turkson, Prefecto del Dicasterio al Servicio del Desarrollo Humano Integral, en su mensaje con motivo del Domingo del Mar del 12 de julio de 2020. Estas son también las palabras con lo que termina el relato del P. Prigol, para reiterar que los Capellanes de Stella Maris están y estarán siempre cerca de los marinos.
Precisamente por los marinos, los pescadores, las víctimas de la trata y sus familias, el Papa Francisco, con un vídeo realizado en colaboración con el Apostolado del Mar / Stella Maris, pide a toda la Iglesia que rece durante este mes de agosto. “Stella Maris está comprometida no solo a reconocer que los marinos son trabajadores clave – concluye el P. Prigol en el informe – sino por ser para ellos ‘un hogar lejos del hogar’. Gracias de nuevo a todos nuestros seguidores”.