El domingo 27 de septiembre se celebra en todo el mundo la jornada deseada por la Iglesia y dedicada a los vulnerables obligados a abandonar su tierra. El reflejo de los Misioneros Scalabrinianos
Roma, 21 de septiembre de 2020 – El Día Mundial de los Migrantes y Refugiados se celebra en todo el mundo el domingo 27 de septiembre de 2020. Convocado por primera vez por la Iglesia en 1914 y celebrado el último domingo de septiembre, es una ocasión para «mostrar preocupación por las diversas categorías de personas vulnerables en movimiento, para orar por ellos, que enfrentan muchos desafíos» (lee sitio de la Sección Migrantes y Refugiados, que en preparación al evento ha elaborado una serie de videos con la invitación del Papa Francisco para conocer más profundamente la realidad del fenómeno). La Jornada es sin duda también una oportunidad para volcar la vulgaridad del fenómeno, mostrando sus implicaciones positivas y oportunidades.
Una lucha desigual
La 106ª edición se centra en la atención pastoral de los desplazados internos (o Personas desplazadas internamente – IDP) y el título elegido por el Papa Francisco para su mensaje es Como Jesucristo, obligado a huir. “Obligado porque la lucha es desigual, las posibilidades de sobrevivir son prácticamente nulas – leemos en la reflexión publicada por la Dirección General Scalabriniana, que ofrecemos aquí y que también está disponible en el nuevo número de la revista Scalabriniani (pp. 19-20) – Obligado a huir, casi siempre dentro de su propio país, a veces a un país vecino. Y muchas veces nos quedamos huyendo, porque el regreso es imposible. Personas desplazadas, sin hogar, sin coordenadas donde se articulan significados y la vida adquiere sentido”.
Según los Scalabrinianos, hay tres puntos en los que se articula un correcto abordaje de la migración, fenómeno cuya frecuencia va aumentando paulatinamente: estudio y análisis de las causas, intervención entre los vulnerables y atención integral.
Una sociedad esquizofrénica
En primer lugar, por lo tanto, no se pueden ignorar las razones que empujan a los migrantes a abandonar sus hogares. “En este aspecto, la sociedad sufre de esquizofrenia. Por un lado, el conocimiento de que el cambio climático también se debe al comportamiento humano está bastante extendido. Los jóvenes, que tendrán un mundo más arruinado que el que conocemos, han hecho su propia batalla. Por otro lado, siempre hay líderes que niegan la evidencia en términos de ganancias económicas inmediatas y todos, incluidos los jóvenes, tienen un comportamiento inconsistente. Las imágenes de ríos llenos de plástico nos lo recuerdan”.
Además, no solo es necesaria la intervención directa entre los que se vieron obligados a huir «como entre los que se vieron obligados a quedarse debido a la pandemia del covid-19», sino también «la asistencia para que se puedan reconstruir vidas y haya posibilidad de un camino autónomo, sostenible, sin depender de ayudas. Es en este sentido que la Congregación ha actuado en los últimos tiempos”.
Las iniciativas Scalabrinianas
Se hace referencia a iniciativas Scalabrinianas como la de Haití tras el terremoto, en Filipinas tras el tifón Haiyan y nuevamente a las de haitianos en Sudamérica o venezolanos en Colombia. “Como Scalabrini vio en las migraciones, objetivamente una causa de sufrimiento, la posibilidad de desarrollos inesperados – concluye la Dirección General – nosotros también debemos estar junto a los que huyen para ayudar a vislumbrar nuevas perspectivas. (…) El Día Mundial del Migrante, que nos encuentra en casi todas partes parados u obligados a realizar actividades mínimas, debe ser una oportunidad para prepararnos para ayudar a quienes se verán obligados a huir y que lo serán cada vez más en el futuro”.