En Calais, al norte de Francia, la costa mira hacia Inglaterra: a solo 30 km del mar, una frontera que para muchas personas en movimiento es la más difícil de cruzar. Entre alambradas y controles, cada noche, muchos jóvenes intentan cruzar la Manga, escondidos en camiones o en neumáticos pequeños, arriesgando sus vidas para alcanzar su objetivo. En este lugar de espera y esperanza, ASCS – Agenzia Scalabriniana per la Cooperazione allo Sviluppo gestiona la
Calais. A solo 30 kilómetros de la meta
